Navegabte errante de mi barco a la deriba











En la negrura del agua apacible
sin rumbo navegas,  barco olvidado
vela con jirón de amor escaldado,
guarda tu bodega un sueño imposible.

Ni un solo pero,  ni duda admisible,
prisionera está, rejas y candado,
la bella ilusión que me habías dado,
hermosa mujer,  falaz e insensible.

Esta barca mía está sin gobierno,
no queda una flor que renueve el  huerto,
una voz  se escucha desde el  infierno,

hasta el raciocinio aparece muerto.
Mente y corazón presas de un invierno,
solo he quedado, ¡ qué lejos del puerto!

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