Otra vez hablando contigo, o conmigo, en silencio y enfermo de nostalgia. Volviendo a reclamarte lo que ya no puedo valorar mas que como un recuerdo. Sentado en mi pena apoyado sobre el borde de este lago que moja cada tanto mis tobillos cansados de caminar en soledad. Contemplándote en el reflejo del agua que se desforma constantemente como mi honor.
Instantáneas de una polaroid que no quiere pestañar de nuevo la misma imagen de siempre. Pues se aburre de ti y de mí. Cada tanto respiro profundo tus olores tallados con cincel de aquellos momentos donde mis sentidos se abrían como un gran ventanal al Éste, moviendo un cortinal suave y liviano que ventilaba mis deseos. Junto con todo eso que mi memoria se encarga de desgastar como un disco rayado por mal uso.
Caricias de un viento que nos envolvió millones de veces desnudando tu piel de gallina y tus miedos, y mis plegarias que atentaban contra esa boca temblorosa que te mostraba tan frágil que me empujaba a abrazarte con fuerza por largo tiempo.
Me falta escucharte, tenerte, saber donde apoyarme, donde buscarte con la mirada y contemplarte durmiendo. Paredes que acabé derrumbando por buscar otro lugar más calido que ya no me contienen. Ahora este horizonte me enfrenta a una tormenta que tendré que vivir solo, desnudo, con frío y cansado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario